Dos Políticos

Dos Políticos intercambiaban ideas acerca de las recompensas de la función pública.

El premio que más deseo —dijo el Primer Político— es la gratitud de mis conciudadanos.

Eso sin duda debe de ser muy gratificante —dijo el Segundo Político—, pero para obtenerla no hay más remedio que retirarse de la política.

Por un instante los dos se miraron con indescriptible ternura; entonces el Primer Político murmuró:

¡Hágase la voluntad divina! Ya que no hay esperanzas de recibir ese premio, conformémonos con lo que tenemos.

Y sacando la mano derecha del tesoro público, juraron darse por satisfechos.

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