El cerro de Oyocco
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Vivían cerca del cerro de Oyocco una mujer y sus dos hijos. Llegada la epoca de la siembra, ella mando a estos a la chacra con el fin de que sembraran maiz; ellos tuvieron pereza de hacerlo y regresaron a su casa dejando abandonada la semilla en la chacra.
Al día siguiente volvieron a su chacra llevando mas semillas, pero los ociosos, en lugar de proceder a sembrarlas, tostaron una parte del maiz y el resto lo vendieron. Al cabo de dos dias regresaron otra vez a la chacra con semillas de patata, tambien para sembrarlas, pero no lo hicieron, comiendose las patatas en una pachamanca. Al retomar a su casa, dijeron a su madre:
-Hemos terminado de sembrar, pero tenemos hambre y queremos comer carne.
La madre les respondio:
-Córtenme, pues, la pierna y comansela.
Así lo hicieron los mozos. Pero, cuando acababan de comer la carne de la madre, de repente, se produjo un fuerte viento, con una polvareda rojiza que sacó a aquellos de su casa y los estrello en el cerro Oyocco, donde actualmente se ven las figuras de dos caras humanas, que, al decir de la gente, son de los dos mozos perversos.