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Chutín aventaja a toda la nobleza
El hijo del hacendado, el niño Obdulio, antojóse de un perro de los del Simón Robles. Al fin obtuvo un cachorro, al que pusieron Chuto, que quiere decir chusco, pues su pequeñez y su ausencia de blasones contrastaba con la arrogancia y la abundante gama...
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La Soberbia del Piojo
—¡Un momento señora! Y la señora Linares, toda joyas y sedas, llena de inquietud y curiosidad, se quedó inmóvil. Yo, con todo respeto que la mujer ajena me inspira, pero al mismo tiempo con la audacia que siento ante cualquier mujer hermosa, estiré resueltamente...
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Ushanan-jampi
La plaza de Chupán hervía de gente. El pueblo entero, ávido de curiosidad, se había congregado en ella desde las primeras horas de la mañana, en espera del gran acto de justicia a que se le había convocado la víspera, solemnemente. Se habían suspendido...
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Elegia I
¿Por qué a verte volví, Silvia querida? ¡Ay Triste! ¿Para qué? ¡Para trocarse Mi dolor en más triste despedida! Quiere en mi mal mi suerte deleitarse; Me presenta más dulce el bien que pierdo: ¡Ay! ¡Bien que va tan pronto a disiparse! ¡Oh, memoria infeliz!...
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Elegia II
¡Oh dolor! ¿Cómo, cómo tan distante De mi querida Silvia aquí me veo? ¿Cómo he perdido todo en un instante? Perdí en Silvia mi dicha y mi recreo; Consentí en ello ¡ciego desvarío...! Consentí contra todo mi deseo. Y ved, aquí conozco el yerro mío, Ya...
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Elegia III
¿Por que se aflige, si la noche llega, El infelice que perdió el camino, Cuando en el campo para tomar senda No halla vestigio? Al dulce sueño puede abandonarse; Que alla la aurora con hermoso brillo, Cuando despierte le dará las huellas Que hubo perdido....
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Elegia IV
Mustio ciprés que viste Crecer mi amor seguro Y en cuyo viejo tronco Escribí: "Silvia, ya mi pecho es tuyo". Y Tú, claro arroyuelo, Cuyo dulce murmullo Acompañó sus voces Al ofrecerme su corazón puro. Oídme, ya no puedo Callar el mal que sufro; Ya Silvia...
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Sepa la cruel Melisa
Sepa la cruel Melisa, Si a mi clamor se niega, Que el que sin fruto ruega Consigue aborrecer. Entienda si con risa De mí se burla altiva, Que a mí no me cautiva Quien me hace padecer. Sepa que bien advierto Que aunque el Amor hermosa Me la pinte, y preciosa,...
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Dejad amigos... ¿injusticia tanta...?
Dejad amigos... ¿injusticia tanta Pensáis que cometiera? De imaginarlo sólo ya me espanta... ¿Cómo olvidar si pudiera A mi amorosa Silvia...? No, es en vano Pretender que yo sea tan tirano. Al darme corazón, Naturaleza "Amad a Silvia", dijo; Y nunca con...
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El banquete
Con dos meses de anticipación, don Fernando Pasamano había preparado los pormenores de este magno suceso. En primer término, su residencia hubo de sufrir una transformación general. Como se trataba de un caserón antiguo, fue necesario echar abajo algunos...
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La Insignia
Hasta ahora recuerdo aquella tarde en que al pasar por el malecón divisé en un pequeño basural un objeto brillante. Con una curiosidad muy explicable en mi temperamento de coleccionista, me agaché y después de recogerlo lo froté contra la manga de mi...
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De color modesto
Lo primero que hizo Alfredo al entrar a la fiesta fue ir directamente al bar. Allí se sirvió dos vasos de ron y luego, apoyándose en el marco de una puerta, se puso a observar el baile. Casi todo el mundo estaba emparejado, a excepción de tres o cuatro...
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Alienacion
(Cuento edificante seguido de breve colofón) A pesar de ser zambo y de llamarse López, quería parecerse cada vez menos a un zaguero de Alianza Lima y cada vez más a un rubio de Filadelfia. La vida se encargó de enseñarle que si quería triunfar en una...
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La danza de las horas
Hoy, que está la mañana fresca, azul y lozana; hoy, que parece un niño juguetón la mañana, y el sol parece como que quisiera subir corriendo por las nubes, en la extensión lejana, hoy quisiera reír... Hoy, que la tarde está dorada y encendida; en que...
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Corazon, ponte de pie
¡Corazón, ponte en pie! Cierra tu herida. Seca tu llanto, alegra tu mansión, olvida tu dolor, tu pena olvida, cubre de flores, tu sutil guarida y hoy que la Primavera te convida, ¡Corazón, ponte en pie, cierra tu herida toma el tricornio y canta, Corazón!...
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El hermano ausente en la cena pascual
La misma mesa antigua y holgada, de nogal, y sobre ella la misma blancura del mantel y los cuadros de caza de anónimo pincel y la oscura alacena, todo, todo está igual... Hay un sitio vacío en la mesa hacia el cual mi madre tiende a veces su mirada de...
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Blanca la novia
-Amada, ya es hora, ya se acerca la aurora y el cura en la capilla nos espera. -Más tarde, cuando muera la primavera. -Amada, ponte presto los azahares, que ya las luces brillan en los altares y canta el río. -Luego, amor mío, cuando muera el estío. -Amada,...
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Nocturno
Ya la ciudad está dormida, yo solo cruzo su silencio y tengo miedo que despierte al suave roce de mis pasos lentos La iglesia eleva sus dos torres en la oquedad honda del cielo y cruza el aire el pentagrama del poste del teléfono. Pide limosna, lamentable,...
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Yo, pecador
Mi boca fue a manera de un ático panal do acudieron los besos en lírico tropel, abejas amorosas que llenaron de miel mi espíritu sediento y mi carne mortal. Ha gravitado en mi alma, sincera y vertical, la voz inexorable y cóncava, de aquel de testa fascinante...
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En mi dolor pusisteis...
En mi dolor pusisteis vuestro cordial consuelo; en vuestro hogar mis penas encontraron un nido; para mi soledad, vuestras almas han sido como dos alas blancas bajo la paz del cielo. Dios os pague la sombra que me dio vuestro pecho, y el vino generoso...
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L'enfant
A Francis Jammes. Sollozante y medroso, vuelve al fin a su nido, llorando como un niño, mi pobre Corazón. -¡Vienes lleno de sangre, Corazón! ¿Te han herido? ¿Qué ojos te hicieron daño, mi pobre Corazón? Con una herida has vuelto cada vez que te has ido,...
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Warma Kuyay
(Amor de niño) Noche de luna en la quebrada de Viseca. Pobre palomita, por dónde has venido, buscando la arena por Dios, por los cielos. —¡Justina! ¡Ay, Justinita! En un terso lago canta la gaviota, memoria me deja de gratos recuerdos. —¡Justinay, te...
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El puma de sombra
Fue que nuestro padre Adán estaba en el Paraíso, llevando, como es sabido, la regalada vida. Toda fruta había: ya sea mangos, chirimoyas, naranjas, paltas¹ o guayabas y cuanta fruta se ve por el mundo. Toda laya de animales también había y todos se llevaban...
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El profesor suplente
Hacia el atardecer, cuando Matías y su mujer sorbían un triste té y se quejaban de la miseria de la clase media, de la necesidad de tener que andar siempre con la camisa limpia, del precio de los transportes, de los aumentos de ley, en fin, de lo que...
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Historia de Rabobity
Rabotity se encaramó en un árbol, pero la rama estaba podrida. Se cayó y se lastimó la pierna. Rabotity dijo: -El árbol ha roto la pierna de Rabotity; nada hay más fuerte que el árbol. -Yo soy fuerte -dijo el Árbol- mas el viento me azota y me troncha....