El yerno deseable

Una Persona Verdaderamente Piadosa que dirigía una caja de ahorros y que había prestado dinero a sus hermanas y a sus primos y a sus tíos y tías, fue abordada por un Andrajoso, que solicitó un préstamo de cien mil dólares.

¿Qué garantía tiene para ofrecer? —preguntó la Persona Verdaderamente Piadosa.

La mejor del mundo —respondió el solicitante, muy confiado—; me voy a convertir en su yerno.

Sería entonces una inversión de bajo riesgo —dijo el banquero con voz grave—, pero ¿qué méritos tiene para pedir la mano de mi hija?

Uno difícil de rechazar —dijo el Andrajoso—. Voy a valer cien mil dólares.

Incapaz de detectar un solo punto débil en ese esquema de mutua conveniencia, el financista dio al promotor disfrazado un cheque por el dinero y escribió una nota a su mujer ordenándole que quitara a la muchacha del inventario.

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