El salvador

Una Anciana Dama, de pie en el borde de un muelle, cerca de un Joven Zagal, repetía:

¡Noble protector! ¡La vida que has salvado es tuya!

Después de decirlo varias veces, con diferentes entonaciones, la dama saltó al agua, donde se ahogó.

Soy un noble protector —dijo el Joven Zagal, pensativo, alejándose—; la vida que he salvado es, sin duda, la mía.

Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase:
Asociacion Cultural y Educativa Contracorriente -  Alojado por Overblog